Blog Asepeyo

Una buena calidad de aire interior, esencial para un trabajo seguro

1. La importancia de la calidad del aire

La calidad del aire que respiramos en nuestros puestos de trabajo es esencial para evitar posibles efectos adversos para la salud de los trabajadores de distinta gravedad, tanto a corto como a largo plazo. La inhalación de contaminantes químicos, como dióxido de carbono (CO2), compuestos orgánicos volátiles (COV), monóxido de carbono (CO), materia particulada (PM1, PM2,5, PM4, PM10)¹,  agentes biológicos (virus, bacterias, etc.) y estar expuestos a temperaturas y humedad relativa inadecuadas son algunos de los parámetros que hay que controlar. 

Solemos ser muy estrictos con el control de la calidad del agua y alimentos, pero ¿por qué no lo somos con el aire que respiramos, que es imprescindible para vivir? Cuando vemos una bebida o un alimento en mal estado, o que alguien lo ha dejado a medio comer, lo desechamos. Sin embargo, cuando no hay buena ventilación estamos respirando el aire exhalado por otra persona, que puede contener patógenos, pero no le damos importancia o no solemos percibir este hecho, que conlleva riesgo de contagio

2. ¿De dónde provienen los contaminantes que influyen en la calidad del aire interior?

Factores ambientales a considerar en la calidad de aire interior. “Guía de calidad del aire interior” Comunidad de Madrid

Si nos centramos en edificios y dejamos de lado las naves industriales, los contaminantes provienen o desde el exterior, aire contaminado no adecuadamente filtrado (materia particulada, O3, NOx, SO2, COV, CO…), o del interior, desprendiéndose de los distintos materiales constructivos (radón, fibras, etc.), los muebles (pinturas, barnices, formaldehído, etc.) y otros equipamientos, productos de limpieza, cosméticos, ambientadores, insecticidas, tóner de fotocopiadoras, etc. También hay que tener en cuenta los aerosoles, que puedan contener agentes contagiosos y el CO2 generados durante la respiración de los ocupantes. El aire en el interior de un edificio nunca debería estar más contaminado que el aire del exterior de ese lugar de trabajo.

3. Principales causas del aumento de la contaminación en interiores

Estudios realizados indican, entre otros, tres factores principales:

1. Aumento del ahorro energético (edificios más herméticos):

  • Mayor recirculación de aire; por tanto, no se renueva con aire limpio exterior o se hace en cantidades insuficientes.
  • Deficiente distribución del aire en las distintas dependencias del edificio.
  • Filtración inadecuada del aire exterior.
  • Temperaturas y humedades relativas inadecuadas, fluctuantes o extremas.

2. Aumento de la utilización de productos sintéticos en la construcción (formaldehído, disolventes, fibras de vidrio, colas…)

3. Uso de productos químicos en interiores: productos de limpieza, insecticidas, ambientadores, cosméticos…

Todo ello nos lleva a una peor calidad del aire, aumento de la concentración de CO2 y menor dilución y extracción de los contaminantes en el interior de los edificios.

4. La ventilación mecánica para el control de contaminantes y la climatización

Por tanto, la forma de controlar dichos contaminantes es por filtración del aire exterior y por dilución de los contaminantes que se han generado o desprendido en el interior. La medida preventiva principal para conseguir este objetivo es la ventilación mecánica, correctamente diseñada, con caudales de aire, tasas de renovación con aire limpio exterior y filtración del aire exterior adecuados. Además, esta ventilación debe contemplar un sistema de climatización para mantener una temperatura y humedad relativa confortables. 

Elementos de un sistema de ventilación mecánico

Este hecho es todavía más importante, si cabe, dado que en muchos centros de trabajo el uso de mascarilla ya no es obligatorio, por lo que se hace más necesario disponer de una buena calidad de aire para evitar contagios, sea por coronavirus u otros agentes biológicos. La ventilación mecánica creemos que es una de las mejores opciones, ya que podemos controlar la mayoría de parámetros de la calidad del aire interior antes indicados. 

También es posible utilizar la ventilación natural. Durante la pandemia no ha habido más remedio, ante la imposibilidad de poder hacer instalaciones con ventilación mecánica en un tiempo razonable y por motivos económicos. Ahora se debe planificar, en la medida de lo posible, realizar estas instalaciones con el fin de cumplir con la legislación vigente RD de lugares de trabajo y, en su caso el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios). Además, la ventilación natural tiene desventajas respecto a la mecánica: no podemos filtrar el aire exterior ni climatizar el aire que introducimos en los locales, ni controlar parámetros, como caudales, velocidades de aire, etc.

Como vemos, un sistema de ventilación mecánica diseñado adecuadamente es la mejor opción para controlar los contaminantes y climatizar los locales. Ello no tiene por qué estar reñido con la eficiencia energética, ya que existen soluciones muy optimizadas, como son recuperadores de calor, para evitar pérdidas energéticas.  Además, el propio sistema permite controlar parámetros como la renovación del aire, caudales, temperaturas y otros. Un buen mantenimiento de las instalaciones es esencial para el buen funcionamiento del sistema y para mantener en valores adecuados los distintos parámetros.

5. Medición del CO2 para comprobar la eficacia del sistema de ventilación

Además, como ya hemos visto durante la pandemia, la medición de CO2 puede ser un buen indicador para comprobar su eficacia, tanto de la ventilación natural como de la mecánica. El nivel de CO2 permite medir fácilmente la contaminación generada por las personas y, si la concentración es muy elevada en comparación con el aire exterior, indicará que no se renueva el aire suficientemente. Mantener valores de CO2 por debajo de 800 ppm indica un buen sistema de renovación del aire interior. 

Por ello, se recomienda en las distintas estancias de edificios, locales comerciales, restaurantes, etc. disponer de paneles indicadores de la temperatura, humedad relativa y niveles de CO2, como mínimo, para informar a los ocupantes y, en su caso, cuando no son adecuados, tomar medidas para que estén dentro de los límites aceptables. Consulta el documento “Nuevos límites de temperatura para edificios”.

Destacar que la calidad del aire interior no es sólo controlar la temperatura, humedad relativa y CO2, sino también compuestos orgánicos volátiles, materia particulada, etc. Pero ya hay sistemas de medición y paneles con todos estos parámetros para poder caracterizar y controlar la calidad de aire interior:

Monitorización calidad de aire interior NanoenviIAQ

 

6. Para más información

Puedes consultar el vídeo que resume esta información y la infografía complementaria.

7. Bibliografía

 

¹ Materia particulada
PM10 partículas con diámetro igual o inferior a 10 micras. Esta fracción equivale a la fracción torácica. Penetran más allá de la laringe.
PM4, fracción respirable, partículas con diámetro de menos de 4 micras. Penetran en las vías respiratorias no ciliadas.
PM2.5 partículas con diámetro igual o inferior a 2.5 micras.
PM1 partículas con diámetro igual o inferior a 1 micra.

 

Santos Huertas
Director Área de Innovación e Investigación
Dirección de Prevención de Asepeyo
https://www.linkedin.com/in/santoshuertasrios

 

Te puede interesar